Mucho podemos desarrollar nuestro intelecto y nuestro conocimiento del mundo exterior, pero éste no es directamente proporcional al nivel de comprensión que adquirimos de nosotros mismos y que tarde o temprano entendemos que era la tarea que veníamos a realizar en nuestra experiencia de vida, así que paradójicamente el principal objetivo por alcanzar en nuestra experiencia de vida lo hemos llevado dentro todo el tiempo.
En la ruta del autoconocimiento es necesario comprender qué no somos o quiénes no somos para llegar a nuestra verdadera identidad y principio de nuestra existencia. En este sentido, es importante eliminar uno a uno aquello que no es, para finalmente desvelar la esencia y corazón de nuestra búsqueda, que es el tesoro del autoconocimiento y la respuesta a todas las preguntas que nos formulamos, no solo en el mundo espiritual sino muy especialmente en el mundo material.
Si entendemos que no somos un cuerpo material, ni un nombre, ni un rol determinado en un grupo familiar, ni una profesión, ni un comportamiento, ni una emoción, ni un sentimiento, tal vez se haga difícil pensar qué pueda quedar después de esto; pero como casi siempre en los temas trascendentales, la respuesta puede llegar a ser la más simple.
Somos un alma con un propósito único, es lo que somos al nacer, sin llegar a ser nombrados, ni padres, ni dedicados a algún oficio específico, sin haber desarrollado ningún tipo de creencia o comportamiento, sin haber instalado juicios acerca de situaciones o personas, ya éramos, sin haber experimentado ningún sentimiento o emoción.
Por supuesto tenemos características que hemos desarrollado a partir de nuestro entorno, pero a la hora de llegar a la raíz de nuestra existencia, solo trasciende nuestra alma y la tarea que vinimos a realizar que por lo general se nos olvida desde el momento en que empezamos a impregnarnos de nuestro entorno.
Entendiendo que lo que somos no es lo que hemos adquirido durante nuestra experiencia de vida sino lo que traíamos con nosotros al nacer, se puede afirmar desde la observación y la vivencia propia, que todos tenemos dones naturales, que nadie nos enseñó, así como aprendizajes, circunstancias que se repiten una y otra vez en nuestra vida tratando de darnos un mensaje.
En este orden, somos un alma con unos dones específicos para cumplir una misión de aprendizaje. Esto hace tan urgente el tema del autoconocimiento, ya que dejamos olvidada precisamente la tarea que vinimos a realizar, y estamos tan ocupados y distraídos con los medios que los convertimos en el fin.
¿Cuántos de nosotros olvidamos nuestros dones y pasiones simplemente porque a juicio de alguien, incluso de nosotros mismos, no podrían generar suficiente dinero o reconocimiento? Es cierto que se pueden desarrollar competencias y adquirir conocimientos, pero sería absurdo no preguntarse por qué desde siempre he sido bueno para esto o me apasiona y me conecto con aquello, nadie me lo enseñó. Si está ahí de forma natural debe tener una razón importante y es no debemos dejarlo de lado.
Ahora, que ese propósito o esa misión tenga que ver directamente con la forma de generar dinero como algunos afirman, sería trivializar algo tan profundo como la propia existencia y confundir el medio con el fin.
Muchos tienen mucho dinero y no encuentran su propio camino, otros no tienen nada y encuentran la autorrealización. Encontramos dones y aprendizajes de todo tipo y el dinero no termina siendo un factor determinante de algo que ya todos sin excepción poseíamos al nacer, que es nuestra propia identidad.
Esto nos lleva a dos preguntas esenciales cuyas respuestas no están escondidas, más bien olvidades. ¿Cuáles son mis dones y qué aprendizajes de vida debo realizar?, independientemente de la forma como lo haga, el lugar, con quién, cuánto dinero utilice.
Nuestros dones los encontramos desde el recuerdo más profundo de nuestra infancia. Y nuestros aprendizajes se encarga de mostrárnoslos la vida una y otra vez, lo que más nos cuesta, la piedra con la que siempre tropezamos.
Así que la invitación es a recordar qué había en tu equipaje cuando iniciaste esta experiencia de vida a partir de estas dos preguntas y olvidar por un momento todo lo demás que has adquirido en tu viaje hasta ahora.
